domingo, 14 de febrero de 2010

Carta de Augusto Cesar Sandino a Maria Sandino

A MARIA SANDINO
La ceiba y Dutuville, 3 de junio de 1922 Srta. Mariíta S. Sandino La Victoria.
Amor mío: Estoy cumpliendo un año de estar ausente de ti, vida Mía, pero ese año de dura ausencia, ni veinte más, podrían ser suficientes Para que en mí pueda disminuir el invariable amor que te profeso.
Este Año de triste ausencia no ha sido más que un año de remordimientos
Para mí, ha sido un año de innumerables aventuras, no puedes tú, ni Quien no ha aventurado, comprender lo duro que es aventurar.
No tomes por el lado desfavorable para mí la palabra de aventurero, Pues eso puede llegarlo a ser cualquier hombre que las circunstancias Se lo obliguen. También debes tener presente que el que ha cruzado Por tales caminos, es cuatro veces más hombre que los que si alguna ves han salido, ha sido respaldados por la opulencia, y por eso es que todo aquél que ha cruzado por caminos tan difíciles, se cree cuando está cuando está junto a esos pajaritos, que aún no saben lo que es mundo, como con el orgullo que puede sentir un billete de a cien dólares ante unos centa- vitos de cobre. Mariíta: Yo me siento muy apenado cuando recuerdo de las cartas que te he mandado y que no me las contestastes, y tu silencio me ha obligado a que yo me forme una porción de conjeturas. Yo soy muy malicioso, y cuando tengo mis horas de meditación he logrado el imaginarme cuánto uds, pueden pensar de mí. Voy a referirte cuanto me supongo que dicen. Por ejemplo, tú piensas esto: Este he sido mi dolor de cabeza, es un embustero, también puede ser que me quiera, pues ya han transcu- rrido algunos años y no me olvida, pero mi mayor tuerce es que aún no lo quiero mucho, pues yo creo que no volverá y es mejor que no le honre con el contestarle por que de lo contrario él seguirá de necio y... tal vez yo pierda, sí, sí, no, sí, no, sí... es mejor que le olvide, ¡ay Dios, concédeme lo que te pido!, no, no, este ya no, ¡me pesa!, me arrepiento hasta... Otra cosa ¿y de qué me he enamorado yo? El no es un tipo, él no es rico y, sobre todo, se fue... pero ¡es mejor, es mejor! ¿ si vuelve?, pues no le haré caso, sí, sí, estoy resuelta y qué me im- porta que se quiebre la cabeza pensando en mí este tonto. Lo que dice entre sí tu papá: Ese no sirve para mi hija, ella no me estorba y para qué la voy a sacrificar con ese vago que ya no gusta estar en su lugar y es seguro que la locura que hizo fue intencional para irse, no hay modo que yo consienta el que le contesten a ese vago, perverso, engañador. Lo que dice tu abuelita: Yo no digo nada, lo único que digo es que él no es malo y que si se hubiese casado, él pues fuera un espléndido marido, pero la tuerce lo persiguió. Lo que dice tu mamá: Ese no vuelve, ya le gustó la vagancia y comprendí que era mentiroso. Lo que dice tu tiíta Mariíta: Yo no creí que se casaran pues siempre a él lo miré muy informal. Mateíto y Zoilita estoy seguro que no estiran ni jalan, cuando mucho en veces dirán que se alegran y en veces que pobre yo. Esto es cuanto me imagino de uds. A ti te ruego que me perdones si mis malignas conjeturas te ofenden y deseo que sepas que mientras yo viva no te olvidaré. Saludes a quienes miento en mi maliciosa carta. Tú, vida mía, ángel mío, recibe un sin fin de besos y abrazos de tu AUGUSTO. Maya mía, si me quieres, saluda a mi papá en mi nombre, lo mismo que a mi mamá y por eso te doy un beso más. Adiós. Tuyo.

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