viernes, 30 de abril de 2010

Carta a un joven que quiere ser escritor maldito

Sácate de la cabeza eso de ser un escritor maldito. Olvídate de la vida de Hemingway, arranca ese póster que tienes pegado en tu pieza y sólo lee sus libros. Te recomiendo los cuentos de Nick Adams. Descansa del invento de Bukowski. Alguien lo elevó a la categoría de maestro sólo para justificar su vida llena de excesos. Nadie puede tener tanto sexo pasando todo el tiempo borracho. No creas que siendo maldito vas a escribir mejor. No creas que te llegará la fama haciéndote el malo. Harás el ridículo por montones (en realidad, seguirás haciéndolo) y perderás a los pocos amigos que aún tienes. Bota todas tus botellas de alcohol que guardas en la despensa. También las drogas. Y deja de andar haciéndote el ebrio. Ya nadie te cree. Duerme harto, come bien, da largas caminatas. Aprovecha la oportunidad de ser una de las pocas personas en el mundo que no tiene que trabajar para vivir. Toma el sol, patea una pelota, respira profundo. Y luego de que te sientas bien y hayas recuperado la decena de kilos que has perdido, piensa algo en que escribir. Y si escribes, hazlo en pleno estado de lucidez. Tu libros anteriores son buenos, pero puedes hacer uno mucho mejor.

¿Quieres el reconocimiento de tus pares? Trabaja en tus textos. La escritura automática no existe. La inspiración tampoco. Si quieres puedes seguir escribiendo sobre zombis, psicópatas y drogadictos, pero hazlo con pasión. Que los personajes den sombra, como dice Vargas Llosa, aunque sean muertos vivientes. Y por sobre todo, manda al diablo a esos viejos poetas amigos tuyos. Ellos están perdidos. Ni siquiera están escribiendo. Deja de alimentarles el ego. La esquizofrenia de ellos no tiene por qué ser la tuya. Tú eres joven. Estás a tiempo. Hazle caso a tu psiquiatra, a tu familia, a tus amigos.

¿Odias que te llamen loco? Entonces no te comportes como tal. Deja de pelearte con todo el mundo. Destruir librerías no es un acto poético. Muchos te han metido ideas equivocadas en la cabeza. Te repito, no empuñes más tus manos. Te he visto la cara hinchada demasiadas veces. Lávate el pelo, cámbiate ropa y sale a dar una vuelta a algún parque. Tiempo tienes de sobra. Observa a la gente. Deja la literatura de lado por un momento. No vayas a cafés a encontrarte con cualquiera que se crea poeta. Descansa de ir a lanzamientos de libros de autores que ni siquiera has leído. No busques que la gente sólo hable maravillas sobre tus textos. Acepta las críticas negativas. A veces esas críticas son acertadas y ayudan a mejorar tu trabajo. Conversa de otros temas que sean de ti mismo. Insisto, observa a la gente. A las parejas, a los ancianos, a los niños. Hazte amigo de un perro callejero y cuéntale tus planes. Dile que quieres ser un gran escritor, un escritor de fuste. Cuéntale que tienes un talento enorme, pero que ese talento no sirve de nada si un día amaneces acuchillado en un callejón. El perro te entenderá. Él sabe mejor que tú lo que es la vida. Discúlpate con todas las personas a las que has dañado. Tu vida ha sido dura, lo sé. La muerte ha merodeado exageradamente en tu familia. La pena es grande. Bueno, y la pena provoca angustia y la vida se vuelve una locura. Debes huir del hoyo y reconstruirte. No conozco a nadie que haya tenido tantas oportunidades como para enderezar el rumbo como tú.

Búscate una pega. El exceso de ocio es tu peor aliado. ¿Sabías que Bolaño, uno de tus escritores favoritos, trabajó en innumerables oficios antes de poder vivir de la literatura? Conserje y guardia nocturno, por ejemplo. Hemingway fue corresponsal de guerra. Bukowski cartero. Estudia inglés. Entra a un taller de bonsái. Teje a crochet. Pero haz algo.

La literatura es todo, gritas a los cuatro vientos. Ok. Como tú digas. Pero ojo, la literatura salva, no condena. La literatura es un salvavidas, no es un ancla que te lleva hacia el fondo. Por un momento visualiza que, a lo mejor, quién sabe, en una de ésas, la literatura no es todo. De repente es bueno sacar la cabeza por la ventana, ver una mala película, vibrar con un partido de fútbol, enamorar sutilmente a una linda chica. Luego puedes, si quieres, escribir algo sobre eso.

Vía Página en blanco

[tags] Roberto Fuentes, Escritores malditos[/tags]
fuente: Libros de mentira: http://librosdementira.com/al-reverso-del-silencio/

jueves, 15 de abril de 2010

El street art o como rebelarse desde los muros de nuestras ciudades por Maite Vega

¿La calle sigue siendo aún un espacio libre donde poder expresarse?
El street art o arte urbano, es un término utilizado desde mediados de los años 90 para definir a un variado grupo de artistas que se expresan a través de diferentes técnicas, que va desde el stencil , la pintura mural, los carteles o la pegatina. Pero sus orígenes se remontan a la década de los 70 en Nueva York. El “arte callejero”, suele integrar sus obras en espacios públicos y con ello intenta a menudo, además de sorprender a los transeúntes, transmitir mensajes subversivos y críticos con la sociedad; para ello recurre a la ironía, el humor o el absurdo, y pretende muchas veces, hacer una crítica política y social incitándonos a reflexionar sobre ello.

El espacio público tal como lo entendemos hoy en día, se concibe a partir del uso que le dan las relaciones sociales que en él se desarrollan. Este espacio, posee un gran potencial comunicativo, libre y disponible para todos, en nuestras manos está, de alguna manera, el saber aprovecharlo, aunque éste, intente ser controlado cada vez más por las instituciones que pretenden, de alguna forma, “acotar” espacios donde uno tiene “derecho o no” a expresarse.

Como decía Jean Baudrillard : “Los verdaderos medios de comunicación revolucionarios durante mayo (1968) eran los muros, las paredes, y su discurso, los carteles y las noticias pintadas a mano, la calle, donde el discurso comenzaba y era…La calle es en este sentido, la forma alternativa y subversiva de los medios masivos”.

Por eso, hoy en día en que la mayoría de los medios de comunicación “coinciden” en todas sus informaciones, donde todo está regulado y controlado, la calle sigue siendo aún ese medio o espacio libre donde poder expresarse y el street art es una de sus formas.

El que sea algo efímero lo hace diferente, no necesita de un espacio específico para ser expuesto y esto también lo hace más libre, no tiene que responder ni dar explicaciones a nadie a la hora de expresarse. Aunque como todo, la sociedad acaba fagocitando todo aquello que pueda suponer algo diferente, ya sea por pura moda o curiosidad, o por quitarle ese punto de rebelión que pueda suponer estar fuera del sistema. Un ejemplo de ello, es una exposición sobre street art, que tuvo lugar en el 2008 en la Tate Modern de Londres. En ella estaban representados artistas como, Blu, JR, Fraile, Sixeart, Os Gemeos y Nunca.

Otro medio que también intenta “asimilar o absorber” esta forma de expresión es la publicidad, que ha reconocido el poder que esta tiene y la utiliza para atraer a la gente joven que se siente fácilmente identificada con este tipo de imágenes. Así lo hizo la empresa Nike, que ideó una campaña publicitaria en la que a través de un grupo de artistas callejeros, pintó por toda la zona de Palermo, utilizando la técnica del stencil, la ilustración de un escorpión junto al logotipo de la marca.

Dentro de las diversas técnicas utilizadas por el street art, tal vez sea el stencil y la pintura en spray, los medios en los que podemos encontrar mayor diversidad de estilos. Entre sus representantes más reconocidos están: Banksy, Shephard Fairey, Blek Le Rat, VotaDier, Dr. Hoffman, etc.

Todos estos artistas originarios de ciudades como Londres, Paris, Madrid, y algunas de Estados Unidos, manifiestan a través de sus obras diferentes maneras de expresarse, no sólo en sus aspectos técnicos y estéticos sino también ideológicos.

Pero a todos ellos los une, además de lo efímero de sus obras, el espacio utilizado a la hora de ser representadas, un espacio público por el que tienen que luchar, alser considerado habitualmente un acto vandálico.

Páginas relacionadas:

http://arteycallejero.blogspot.com/search/label/Los%20mejores%20artistas%20callejeros

http://bigartmob.com/view/6193/dont-leave-home-without-it

http://www.tate.org.uk/modern/exhibitions/streetart/artists-nunca.shtm

lunes, 12 de abril de 2010

Lo rentable de la angustia

“Creía mi alma inservible
pero era cansancio vulgar nada más”
Silvio Rodríguez.


El primer milagro de Cristo fue convertir el agua en vino. Esto lo dice más de un borracho para justificar su adicción al alcohol. ¿Pero, cuándo el vino pasa de ser un elemento acompañante de la fiesta para convertirse en una enfermedad social?. Ya no se consume licor por la fiesta, sino que se inventa la fiesta por la necesidad orgánica de consumirlo. Basta observar la gran borrachera en que se convierte este país los fines de semana para comprobar los grandes beneficios económicos logrados por la industria del alcohol. La bebida es problemática para el funcionamiento social, pero el propio sistema ha desarrollado métodos de control. En el mayor de los casos, el borracho se abstiene de embriagarse cuando tiene que trabajar, pues debe ganar el dinero necesario para seguir emborrachándose, al menos que pase de largo. En fin, la demanda está asegurada, ya que cada cual necesita su dosis diaria o eventual de aguardiente para poder incorporarse satisfactoriamente al aparato productivo.

La industria asesina del cigarrillo provoca en la “paz” más muertos diarios y silenciosos que cualquier guerra. La demanda se mantiene y crece. De cada diez fumadores que deciden dejar de fumar sólo lo logran dos (uno de ellos cuando ya es muy tarde para aminorar los daños irreversibles) y cada día se incorporan más niños y jóvenes a uno de los vicios legales más funestos de la humanidad. El cigarrillo es aceptado a pesar de su mortalidad, incluso más que el tabaco de mascar, forma de consumo campesina mucho menos dañina, pero mal vista debido a la escupidera, mayormente en la ciudad donde ya queda poca tierra para escupir. Contrario al alcohol, el cigarrillo, no afecta al capitalismo en cuanto al funcionamiento del aparato productivo. Un trabajador borracho es un problema, pero un fumador, al menos que trabaje con combustible, labora hasta los límites del cáncer con un cigarro en la boca.

La industria farmacéutica no sólo multiplica sus ganancias con la gripe y el cáncer que no está dispuesta a curar jamás, sino con la enfermedad psíquica del momento, el estrés. La venta de tranquilizantes y pastillas para dormir, cada vez son mayores. La pastilla es el final de la fiesta, es una borrachera sin pasar por la euforia. Ella no subvierte nada, simplemente te duerme para que después vayas a trabajar algo tranquilo.

Cuando no es el mismo trabajo que se asume como evasión sin pensar a donde desemboca el esfuerzo.

La industria capitalista de la alimentación ha deformado la comida en vicio más allá de su función vital como proveedora de energía. La ha manipulado añadiendo sustancias químicas para la dependencia. En esa pornográfica canallada, no les ha importado enfermar y manipular mediáticamente a los niños, los cuales hoy son grandes adictos al azúcar, a la sal y otras sustancias toxicas añadidas a los alimentos maniobrados con el objeto de causar adicción. La comida te serena al frente del televisor (otra salida a la angustia), el cual te vende el alimento mientras te engorda para después maldecir haciendo dietas o deportes.

El deporte, al igual que la música se origina en el placer de jugar, luego por la guerra se transfigura en competencia y ahora en un buen mecanismo para aliviar estados de ánimo. Diferente a las otras drogas es más sano y te permite cumplir saludablemente con la mentira y así vivir más en la porquería. Sin señalar aquí que las dietas y el gimnasio se han constituido en negocio y tortura para exhibir los músculos como parte de una estética del cuerpo impuesta por una sociedad que no ha asumido la alimentación y el deporte como un problema de salud pública.

La religión, el consuelo de tus tragedias para cumplir las maldiciones del mundo con la esperanza egoísta de la promesa celestial.

Las drogas ilegales un problema para los empresarios legales simplemente porque no controlan el mercado.

La angustia no es más que la consecuencia de un modelo social que se ha esgrimido como salvador de la humanidad atentando reiteradamente contra ella. Es la respuesta del cuerpo y de la mente del sujeto que no consigue en su entorno las claves incontaminadas que le digan que vale la pena vivir. Todo consiste en trabajar más para consumir mucho más la intranscendencia en una sociedad que convirtió en negocio hasta su propia mierda.

Entre la tierra
y las nubes
se han equilibrado mis vicios
lo que falta es que ahora
me haga adicto
al vértigo
Publicado por Gino González

sábado, 3 de abril de 2010

La Sociedad Mundial de la Ceguera

La Sociedad Mundial de la Ceguera
Leonardo Boff

El poeta Affonso Romano de Sant'Ana y el premio Nobel de literatura, el portugués José Saramago, hicieron de la ceguera tema para críticas severas a la sociedad actual, asentada sobre una visión reduccionista de la realidad. Mostraron que hay muchos videntes presumidos que son ciegos y unos pocos ciegos que son videntes.

Hoy se difunde pomposamente que vivimos en la sociedad del conocimiento, una especie de nueva era de las luces. Efectivamente así es. Conocemos cada vez más sobre cada vez menos. El conocimiento especializado ha colonizado todas las áreas del saber. El saber reunido en un año es mayor que todo el saber acumulado en los últimos 40 mil años. Si por una parte esto trae innegables beneficios, por otra, nos hace ignorantes de infinidad de dimensiones, colocándonos escamas sobre los ojos e impidiéndonos así ver la totalidad.

Lo que está en juego hoy es la totalidad del destino humano y el futuro de la biosfera. Objetivamente estamos pavimentando un camino que nos puede conducir al abismo. ¿Por qué este hecho brutal no está siendo visto por la mayoría de los especialistas, ni de los jefes de Estado, ni de los grandes medios de comunicación que pretenden proyectar los posibles escenarios del futuro? Simplemente porque en su mayoría, se encuentran enclaustrados en sus saberes específicos, dentro de los cuales son muy competentes, pero que, por eso mismo, se vuelven ciegos para los acuciantes problemas globales.

¿Cuáles de los grandes centros de análisis mundial de los años 60 previeron el cambio climático de los años 90? ¿Qué analistas económicos con premio Nobel antevieron la crisis económico-financiera que ha devastado los países más desarrollados en 2008? Todos eran eminentes especialistas en su campo limitado, pero idiotizados en las cuestiones fundamentales. Generalmente es así: sólo vemos lo que entendemos. Como los especialistas entienden apenas una mínima parte de lo que estudian, acaban viendo apenas esa mínima parte, quedando ciegos para el todo. Cambiar este tipo de saber cartesiano desmontaría hábitos científicos consagrados y toda una visión de mundo.

Es ilusoria la independencia de los territorios de la física, de la química, de la biología, de la mecánica cuántica y de cualquier otro. Todos los territorios y sus saberes son interdependientes, una función del todo. De esta percepción nació la ciencia del sistema Tierra. De ella se derivó la teoría Gaia que no es un tema de la New Age sino el resultado de una minuciosa observación científica. Ella ofrece la base para políticas globales de control del calentamiento de la Tierra que, para sobrevivir, tiende a reducir la biosfera e incluso el número de los organismos vivos, no excluidos los seres humanos.

Fue emblemática la COP-15 de Copenhague sobre el cambio climático. Como en nuestra cultura la mayoría es rehén del hábito de la atomización de los saberes, lo que predominó en los discursos de los jefes de estado fueron los intereses parciales: tasas de carbono, niveles de calentamiento, cotas de inversión y otros datos parciales. La cuestión central era otra: ¿qué destino queremos para la totalidad que es nuestra Casa Común? ¿Qué podemos hacer colectivamente para garantizar las condiciones necesarias para que Gaia siga siendo habitable por nosotros y por otros seres vivos?

Estos son problemas globales que trascienden nuestro paradigma de conocimiento especializado. La vida no cabe en una fórmula, ni el cuidado en una ecuación de cálculo. Para captar ese todo se necesita una lectura sistémica unida a la razón cordial y compasiva, pues esta razón es la que nos mueve a la acción.

Tenemos que desarrollar urgentemente la capacidad de sumar, de interactuar, de religar, de repensar, de rehacer lo que ha sido deshecho y de innovar. Este desafío se dirige a todos los especialistas para que se convenzan de que la parte sin el todo no es parte. De la articulación de todos estos pedazos de saber rediseñaremos el panel global de la realidad a ser comprendida, amada y cuidada. Esa totalidad es el contenido principal de la conciencia planetaria, ésta sí, la era de la luz mayor que nos libera de la ceguera que nos aflige.